Escuchar las señales es fundamental. Es algo de lo que he hablado ya anteriormente en el blog y en El Equilibrista. También es importante ser consciente de las señales que vamos dejando.

Volvemos a la rutina tras la Semana Santa. Para mí una época preciosa porque comparto más tiempo con la familia y los amigos. Y alguna de las vivencias iban sobre las señales. Junto con un amigo nos fijamos un reto: subir un pico cercano que se veía precioso, La Higa de Monreal. Resultó más difícil de lo previsto porque utilizamos atajos que nos llevaron a una subida rocosa bastante complicada, en algunos puntos rayando la escalada; sencilla pero escalada.

Hubo 2 cosas que nos ayudaron y permitieron alcanzar nuestro reto:

  • Cadenas en puntos difíciles. Las cadenas tuvieron un doble efecto. Por un lado nos decían que sí era posible subir, que alguien lo había hecho antes. Por otra parte nos ayudaban a subir de forma segura.
  • Señales de piedra en el camino. Había varios puntos en los que había que decidir por donde seguir. Gracias a todas esas personas que antes que nosotros pasaron por allí y se preocuparon de hacer esas marcas. De corazón gracias, nos ayudaron mucho.

Así llegué a la conclusión de que hay gente que va dejando un bonito rastro tras de sí. Una huella que otras personas pueden seguir, aprovechar, para crecer, conseguir objetivos, retos; para mejorar. Gente generosa que dedica algo de su tiempo a hacer mejor este mundo, sin más. Gracias a todas esas personas; hacéis mucha falta, sois un ejemplo e inspiráis a otros a hacer lo mismo. Yo quiero ser así también.

 

Te animo a seguir las señales que te encuentres y a pensar en la huella que estás dejando tras de tí. 

 

Esta semana como bonus:

  • 8 tips que podéis hacer para ser más productivos
  • El jueves 24-4 a las 19.00 haré una sesión gratuita en el Hotel Gran Bilbao para mejorar el trabajo en equipo utilizando la metodología bridge.
  • Una historia curiosa de señales: Un empleado de banca quería contactar con uno de sus clientes y un compañero le dijo claramente “es amigo mío, no lo hagas”. Una señal clara que debería haber seguido, no lo hizo y le envió un e-mail a su cliente. Y el cliente se enfadó porque odia los bancos. Moraleja: sigue las señales, no hace falta saberlo todo.