Estamos acostumbrados desde pequeños a recriminar aquello que está mal; hasta tal punto que nos es muy fácil echar en cara a un compañero lo mal que hace su trabajo o decirle a un hijo que su habitación es un desastre.

Lo que nos cuesta más es reconocer aquello que se ha hecho bien . Aunque a priori debería ser más fácil porque son buenas noticias pero no estamos acostumbrados a expresar sentimientos positivos de forma natural y cómoda.

En el libro El ejecutivo al minuto se explica cómo el equilibrio en el reconocimiento tanto de lo bueno como de lo malo es fundamental para mejorar los resultados.

Busquemos con ahínco ese equilibrio. Cuando te esfuerzas descubres que tus hijos y compañeros hacen muchas cosas bien por las que les puedes dar la enhorabuena. Cada día celebrad juntos un éxito y el vínculo de unión será cada vez más fuerte.