Tenía muchas ganas de volver a escribiros algo. Ha pasado mucho tiempo y quiero agradecerte que siempre has estado ahí, muchas gracias, de corazón. Te dejo una actualización de en qué punto estoy, un cuento con reflexión y algunas propuestas. Espero que te guste!

Tenemos una gran decisión por delante. Por fin vemos el momento de poder quitarnos la mascarilla, otra vez momentos de cambio. Coincide fin de mes, solsticio de verano, inicio del periodo estival…. Quiero contarte un cuento y también qué ha sido de mí este tiempo.

 

En una tribu india un joven le preguntó al anciano más sabio:

  • Anciano, he oido que todos tenemos dentro dos lobos. Uno, el del amor y la compasión; siempre dispuesto a ayudar, da lo mejor de sí mismo por los demás y siempre tiene una sonrisa y palabras de ánimo. Otro, el de la rabia y la ira; siempre a la defensiva, amenazante, con mirada y gesto furioso que asusta y ataca en cuanto puede.
  • Así es joven
  • Dicen que ambos lobos están permanentemente en lucha en nuestro interior
  • Exacto, has oído bien
  • Lo que me atormenta anciano es saber en
  •  mi caso quién ganará ¿Cómo puedo saberlo?
  • Es muy fácil. Ganará el que más alimentes

Una decisión personal

Al final es una decisión personal. En cada decisión alimentamos uno u otro. En esta nueva época mi decisión es alimentar al lobo más compasivo, al que se muestra más auténtico y vulnerable. Por eso estoy quitándome todas las máscaras que puedo. La visible la quitaré cuando digan las autoridades, me preocupan más las invisibles, las que me fuí poniendo a lo largo de mi vida.

 

Mi decisión: quitarme las máscaras

Estos meses he cambiado bastante para ir eliminando máscaras, algunas muy oxidadas. De hecho, me ha ayudado recordar el libro «El caballero de la armadura oxidada».

He cambiado en lo personal. Mucho más aita, marido y amo de casa. He descubierto todas las responsabilidades y tareas ocultas que gestionaba mi mujer en la sombra (gracias amor por sostenerlas todo este tiempo). Uf! se me ha hecho duro (y aún sigo adaptándome)


También me he reinventado en lo profesional. Ahora soy Sergio de Miguel, sin tanta máscara (alguna me queda), más auténtico. El clown, el niño, el padre y marido, el que trabaja con empresas y personas. El que se involucra con una ONG o lanza una start-up. Así soy yo, Sergio de Miguel, un perejil, una herramienta para ayudar a los demás

 

Otra decisión: trabajar para el futuro que viene

Estos meses he estado también trabajando duro para iniciar Septiembre desde otro lugar
– He adaptado a On Line todas las formaciones con clientes y la de Facilitacion Sistémica
– Para dar las formaciones hemos reconvertido en oficina una habitación del HGB (puedes verla en Linkedin en uno de mis post más visitados)
– He lanzado un Podcast con entrevistas inspiradoras…qué preciosidad, cuántas alegrías. Si no os habéis suscrito hacedlo ya porque van a pasar unas personas maravillosas. Disponible en Youtube, Ivoox, Spotify y Apple Podcast
– He cambiado de marca personal. Has podido ver la web, LinkedIn, Instagram, logo, mails… Por fin integro todas las partes de mí. Antes tenía por un lado el sergio formador, por otra el que trabajaba con empresas y además estaba el Equilibrista que flirteaba con el clown. 

Y una novedad que me alegra cada día. He creado un grupo de Telegram donde darnos los buenos días, donde compartir cómo estamos (bien, regular o mal) y poder animarnos a seguir remando. Puedes unirte si quieres, será un placer darte los buenos días cada mañana (de lunes a viernes eh!!). Súmate aquí


¿Y ahora qué? Hola y adiós

En fin, como quiero ser más fiel a mí mismo en Julio y Agosto voy a desconectar. Tengo un par de trabajos comprometidos y el resto me dedicaré a mí, a mi familia, a estudiar euskera y al libro «Empresas guiadas por el propósito» (en Septiembre tendréis las novedades en primicia)

A la vuelta volveré escribiendo en el blog una vez al mes. Mientras tanto, me tenéis en las redes sociales. Puedes contar conmigo, Sergio de Miguel está aquí para inspirarte en el camino que quieras empezar.

Después de tanto tiempo te digo «hola» y te digo «hasta septiembre».

Gracias por seguir ahí