El título es correcto. Pasado el primer mes del año se puede comenzar a analizar cómo van los propósitos del nuevo año. Lo más normal es que muestren escaso avance. Entre quienes intentaron dejar de fumar la mayoría ya saborean de nuevo la nicotina. La mayor parte de las personas recién matriculados en gimnasios, que son muchas, ya no volverán más. Esa dieta que muchas personas iniciaron con ahínco está ya guardada en un cajón en casi todos los casos.

Esto ocurre porque generalmente no son propósitos sino despropósitos. Se plantean no los objetivos de lo que realmente queremos sino que pretendemos cumplir con lo que la sociedad establece: hacer deporte, no fumar, beber con moderación, mantener la línea, etc.

Para conseguir resultados distintos no hagamos siempre lo mismo. Decidir es renunciar, así que propongo que en vez de hacer muchas cosas penséis en lo que vais a dejar de hacer, ahí van mis renuncias de inicio de año por si os sirven de ejemplo. De momento cumplo casi todas:

  • No trabajar en fin de semana. Renuncio al crecimiento profesional en pro del crecimiento personal
  • Ante  cúmulo de actividades escribir en el blog sólo 1 vez al mes. Es un divertimento, hay que hacerlo sólo cuando divierta y no por obligación
  • Concentrar las actividades personales el lunes. Así habrá obligación de priorizarlas y se asegura que el tiempo libre no es a costa del tiempo con la familia
  • Regalar un día a la pareja para que tenga tiempo para sí

Todavía estás a tiempo de cambiar tus propósitos por renuncias.