Uno de los elementos críticos que ayudan a conciliar mejor es entender que cada cosa lleva su tiempo.

Normalmente nos lleva la vorágine del día a día y queremos hacer las cosas rápido, a veces más rápido de lo que es posible. Pongamos dos ejemplos clásicos:

  • En el trabajo: si tienes mucho trabajo y alguien te ofrece ayuda quieres explicarle en cinco minutos cómo hacer un trabajo que tú has aprendido en meses o años. Eso no funcionará
  • En casa: a última hora del día aparece el cansancio, los niños ya están bañados y cenados. Sólo falta cepillarse los dientes y pretendes que lo hagan en menos de un minuto. Tarea imposible, lo más probable es que acabe en enfado y llorera; malestar general y sensación de estar en continua pelea

Alex 01
Muchas de las actividades normales para los niños son aún un juego

Para evitar estas situaciones puedes contener la respiración, contar hasta cien o seguir alguna de estas pautas:

  • Practica la empatía. Ponte en el lugar de la otra persona y piensa en qué necesita en ese momento (Podéis entender mejor lo que es la empatía con esta pequeña fábula)
  • Utiliza tu mejor sonrisa. El buen humor es fundamental para cualquier cosa. Está demostrado que ayuda a mejorar las relaciones interpersonales y ayuda a fijar conceptos. Lo que se hace y explica con sentido del humor relaja tensiones y ayuda a incrementar el bienestar físico y psicológico (lo dice Eduardo Punset en su blog)
  • Piensa que el tiempo que empleas es una inversión, no es tiempo perdido. Si consigues que un compañero pueda ayudarte las horas que has pasado explicándole las rentabilizarás pronto. Si consigues que tu hijo vaya a la cama contento y no acabes enfadado por una vez ¿No crees que habrá merecido la pena tardar un minuto más?

Con estos tres sencillos pasos conseguiremos ser más productivos tanto en casa como en el trabajo y, sobre todo, eliminará situaciones de estrés que es el principal escollo para alcanzar el equilibrio y la conciliación laboral y familiar