¿Quién no ha jugado al escondite alguna vez? Cuando alguien conseguía esquivar a quien la llevaba en ese momento corría hacia el punto de encuentro y gritaba bien alto:
“Por mi y por todos mis compañeros”

“Sobre todo por mi”, añadiría yo. En la vida, como en el escondite, primero se debe salvar uno mismo para poder salvar a los demás. Es algo que de pequeños nos lo marca el instinto pero que nuestra educación posterior entierra bajo un supuesto egoísmo.

Hay a nuestro alrededor mucha gente que vive para el cuidado de sus mayores, que tira de familias enteras, que apoya a vecinos y amigos. Igual sucede en la empresa, hay mucha gente que está siempre mirando por los demás. A veces se vuelcan tanto en los demás que se olvidan de ellos mismos.

La generosidad es uno de los valores mas envidiables, hay que garantizar que sea sostenible y para ello debes cuidarte tú a ti mismo, ante todo y en primer lugar. En este caso debemos ser egoístas para poder ser generosos.

El clownching utiliza el juego como herramienta de aprendizaje, ya que consigue que interioricemos los aprendizajes sin tener que abordar la explicación de conceptos abstractos.; tal y como sucede con los niños quienes saben lo que funciona y lo que no sin entender muy bien por qué.  Si no te convence mi propuesta de volver a jugar a “el escondite” sube a un avión y escucha como un adulto responsable y bien adiestrado te instruye para que en caso de despresurización primero te pongas tú la mascara antes de empezar a ayudar a los demás. Cambia tu actitud, mira primero por ti y podrás desarrollar mejor tu generosidad y ayudar a muchas más personas.