Han compartido conmigo un cuento breve que no puedo evitar difundir, por su elevado valor. A ver si aprendemos que las adversidades a veces pueden llegar a convertirse en ventajas. Y que rendirse no es una opción.
«Un granjero tenía un burro algo viejo que se cayó en un pozo. Intentó rescatarlo con una soga pero tras varias horas de baldíos esfuerzos decidió que era tan viejo que no merecía la pena salvarle. Para que no sufriera demasiado avisó a su familia y amigos y le echaron arena a paladas.
Al principio el burro chillaba y protestaba, al cabo de un rato dejó de hacerlo – Se ha rendido pensó el granjero. Al cabo de 1 hora descubrieron que con cada palada el burro se sacudía la tierra y la aplastaba en el suelo. Así, poco a poco, el animal fue alcanzando la boca del pozo y pudo salir»
Es mejor ser un poco burro, lo que sea con tal de no rendirse.
A por ello!