Hace unos meses fuí a una conferencia, un evento público gratuito que desde la publicidad presentaba un gran atractivo. Me senté centrado para estar atento, craso error. A los pocos minutos era consciente de que me había equivocado, ¡menudo tostón!

Como algunos de los asistentes parecían muy interesados en las ponencias me daba cierta vergüenza salir e interrumpir, molestando a quienes parecían estar disfrutando. Así que recordé una de las claves que dan la gran mayoría de libros de gestión del tiempo y productividad: no perder el tiempo; puesto en positivo sería “aprovechar cada minuto”. ¿Y cómo aprovechar el tiempo en estas situaciones? Seguro que tienes muchas ideas, proyectos y planes a corto plazo sobre los que pensar; o mejor aún, puedes pensar en tí mismo, en cómo te sientes de identificado con tu trabajo, con tus relaciones personales o con tu estilo de vida. Es un buen momento para bucear en esos aspectos de tí mismo que te gustaría cambiar, cuanto antes empieces más evolucionarás en crecimiento personal. Tenemos muchas cosas en las que pensar y poco tiempo para hacerlo.

Normalmente no puedes utilizar el ordenador o tablet, si acaso el smartphone. Aún así no es muy recomendable, puede quedar feo y parecer lo que realmente es: que te estás aburriendo como una ostra.  Toma papel y bolígrafo, piensa sobre ese proyecto personal que tenías aparcado y comienza a trabajar sobre él. Puede ser un poema, una canción, un libro, una aventura empresarial, el plan de las próximas vacaciones o los próximos regalos de Navidad.

De esta forma podrás aprovechar ese momento y no quedarte con la decepcionante sensación de haber perdido el tiempo. Además, es más que probable que todo el mundo te admire por ser el más atento de todos, el que más apuntes toma. Así qué aprovecha el tiempo y ¡¡toma nota!!