Semanas intensas promocionando la carrera de Team Building con algunas sesiones de formación en habilidades técnicas y emocionales para conseguir vender más.

Estos días me ha perseguido la generosidad. Soy creyente y practicante del «cuanto más das más recibes» y lo explico como una de las claves para conseguir vender más. Esta semana me he encontrado con varias personas que lo llevaban al extremo y regalaban superpoderes, increíble ¿No?

Yo juego con mis clientes a que todos tenemos dentro un superhéroe, una versión extraordinaria de nosotros mismos que tiene poderes mágicos:

Es quién nos dice «estas guapo o guapa» cuando nos miramos al espejo a pesar de tener unos kg de más, para que estemos más alegres. Es quien razona que no necesitamos un coche nuevo cuando no tenemos dinero ni para arreglar el actual, para que no nos frustremos. Es quien nos dice «estate callado» cuando al final de una conferencia preguntan si alguien tiene algún comentario, para evitar que puedan reírse de uno. Es quien tiene el poder para mantenernos contentos o enfadarnos. Suena bien ¿verdad?

El caso es que a veces regalamos esos superpoderes y aunque hay que ser generoso tampoco se trata de derrochar. En las sesiones de formación para la venta ha aparecido repetidamente una limitación. «Me da vergüenza equivocarme, por miedo a que se rían de mí clientes o compañeros» Si les regalas a tus compañeros la capacidad de hacerte sentir mal ¿No es un exceso? ¿Qué importa lo que digan o hagan los demás? Siempre encontraremos gente que se ría de nosotros, con o sin razón. Si tú autoestima y confianza en tus capacidades está intacta ¿Qué más te da? ¿Cometer un error te hace mejor o peor? Si tienes claro que sabes hacer bien tu trabajo ¿Cuánto te debería preocupar? Nada de nada. Confías en tí y sabes que, como todo el mundo, a veces fallas. Quédate con quienes te quieren y apoyan incluso cuando los resultados no acaban de llegar.

Tenemos muchos superpoderes, se generoso contigo mismo y quédatelos para tí: ponerte triste, enfadarte, sentirte mal, aburrirte, etc. quédate tú con el poder de decidir cuándo quieres tener esas emociones. Yo decidí hace tiempo compartir mis superpoderes solo con mi familia, y me funciona.

Y tú ¿A quién le regalas tus superpoderes?