Muchas personas me pregunta sobre cómo mejorar la motivación de sus equipos. A mí también me encanta trabajar con gente motivada ¿Y a quién no?

Esta semana ha sido intensa con varias sesiones de coaching de equipos y un taller de presentaciones de alto impacto. En los equipos motivados el resultado fue espectacular: aprendizaje, colaboración, puntos de vista nuevos y enriquecedores. En los desmotivados el avance fue más lento.

Y me dio por buscar un ejemplo de equipo motivado. Dándole vueltas el otro día creo que encontré uno. Personas muy alegres y motivadas para ir a trabajar en unas condiciones no fáciles.

Si te dicen que vas a ir a un lugar que no te gusta. Y te explican que estarás en esa empresa más de 10 años, sin posibilidad de renunciar o serás perseguido por la justicia. No podrás elegir a tus compañeros ni a tu jefe. Tendrás que comer en la empresa, el menú que hay y a una hora que te vendrá dada. Tienes horario de entrada y de salida y se te permitirá descansar en momentos previamente establecidos. Mientras estás trabajando tendrás que hacer casos a las indicaciones de tus jefes, tendrás varios y cada uno podrá tener sus propias reglas. Podrán cambiarte de compañeros de equipo si quieren incluso imponerte sanciones si no cumples con los estándares. Cada uno de estos jefes te valorará periódicamente mediante criterios objetivos. Estos jefes podrán cambiar cada año, incluso durante el año podrás tener varios cambios. No hay sindicatos, aunque los trabajadores seréis escuchados en un comité donde seréis minoría. No podrás elegir tus vacaciones, el calendario laboral lo fijará la empresa. Y si no acabas el trabajo en tu horario habitual tendrás que terminarlo haciendo horas extras; de hecho, será habitual que tengas que realizar tareas adicionales en tu tiempo libre.

Imagina por un momento que te plantean integrarte en ese equipo ¿Qué sientes? ¿Te sumarías?

 

Y ahora piensa en todos esos niños y niñas pequeños que cada día van al colegio. Empiezan con 6 años y cada día la mayoría van con una sonrisa. El ambiente de entrada al colegio está lleno de una emoción positiva y alegría que para sí lo quisiera cualquier empresa.

Bajo mi punto de vista la gran diferencia es que aún son niños, están sin «contaminar» por juicios, prejuicios, cultura, hábitos, creencias, etc. Y aunque la mayoría preferirían estar en casa con sus padres o en la calle con sus amigos han entendido que eso es imposible, no depende de ellos. Y entre estar tristes o alegres en el colegio sienten que lo más inteligente es estar alegre. Al fin y al cabo, que estén de una u otra forma ¿De quién depende más que de ellos?

Y llevado esto a nuestras empresas, la decisión última de ir a trabajar motivado o asqueado es de cada trabajador. Y la empresa tiene la obligación de no desmotivar, de cumplir unos mínimos factores higiénicos. Y a partir de ahí que cada uno elija.

Yo me apunto al cole cada día. Y tú ¿Recuerdas cómo ibas al colegio?

 

 

Esta semana como bonus…..

  • Un blog interesante, de artículos cortos e interesantes sobre temas de liderazgo, productividad, etc. Danielgrifol