¿Cómo sería tu vida si todo lo que pasara fuera perfecto? ¿Que sería distinto? 

Hay creencias que nos lastran, nos limitan: por ejemplo cuando piensas que no eres lo suficientemente bueno para algo. O peor aún, cada vez que dices «Es que yo soy así». Es muy difícil que consigas mejorar, te lo pones más difícil. 

Otras creencias que nos potencian, nos motivan para conseguir mejores resultados. Por ejemplo, si crees que al próximo cliente le vas a enamorar será más fácil que acabe comprando lo que vendes. 

¿Cuál es tu creencia ante los problemas que te ocurren? Todos tenemos algún problema; la diferencia está en como lo abordamos cada uno. El mayor problema es pensar que eso que te ha pasado vino para fastidiarte la vida. Te animo a instaurar la creencia de que todo es perfecto. Todo pasa por alguna razón positiva para ti, ahora o en el futuro. La vida es perfecta.

Cada cosa que nos pasa es una oportunidad para crecer, para mejorar, para abrir una ventana a algo nuevo y mejor. Así la cosa cambia y la felicidad parece más cerca ¿no? Gracias al coaching yo llevo tiempo con esta creencia y os aseguro que da mucha paz y tranquilidad. Esta semana he tenido algunos ejemplos:

  • Por 5′  perdí un avión De Santiago de Compostela a Bilbao. ¡Vaya marrón! es lo primero que pensé. Me llevé un buen disgusto. Después de 15′ de lamentos y, tras coordinar todo lo que iba a dejar de hacer por llegar más tarde, apareció la oportunidad de acabar una sesión de trabajo que se había quedado algo floja. Fue genial.
  • Fuí a Barcelona a conversar con otro coach para un posible proyecto juntos. Desde el primer minuto no nos entendimos (si, los coach a veces tampoco nos entendemos). Hubo mucha emoción, ataques verbales,  falto empatía, tuvimos objetivos desalineados, en fin: un auténtico desastre. Acabamos ambos muy enfadados y decepcionados. Esta sensación me acompaño varias horas. A la vuelta, más calmado, saqué unos aprendizajes extraordinarios: recordé cuál es mi definición de éxito, entendí cuál es mi sitio exacto en el coaching y con qué tipo de personas quiero colaborar, aprendí a manejar mejor conversaciones difíciles y estoy seguro de lo que quiero y cómo lo quiero. Además los que me quieren me regalaron una lección de amor (gracias Gemma, Berna y Belén)

Cuando piensas que la vida es perfecta los problemas dejan paso a las oportunidades. Te preguntas:

  • ¿Qué hay de bueno para mí en esto que ha ocurrido?
  • ¿Para qué (bueno) me ha traído esto el universo?
  • ¿Qué aprendizajes me servirán en el futuro para tener más éxito?

Y te focalizas en encontrar eso que buscas, con un doble efecto:

  • Dejas de pensar en lo negativo del suceso, tienes toda tu atención en buscar la causa positiva o aprendizaje
  • Al centrarte en encontrar lo positivo es más probable que lo encuentres.

La vida puede ser perfecta o imperfecta, científicamente nadie ha demostrado cuál es. Mientras tanto, puestos a tener que elegir nuestra actitud

¿Con qué creencia te quedas? Decidas lo que decidas estará bien, ¡La vida es perfecta!