Semana de resaca electoral y, para algunos, preparación para la final de la Copa del Rey del próximo sábado. En ambos casos el éxito y el fracaso están unidos de la mano. Esta semana he vivido una experiencia fantástica que está relacionada. Contaron conmigo para dar una charla de motivación al Club de Fútbol Zuazo antes de un partido vital para ellos, se jugaban mantener la categoría; algo que para un equipo de pequeñas dimensiones (a pesar de ser un gran equipo) es muy duro.

CFZuazo

La charla fue bien, de menos a más, finalizando con fuerza, con un grito de guerra de los que te ponen los pelos de punta. El día del partido lo dieron todo, pelearon hasta el final. Aún así, no pudo ser. Fracasamos en nuestro objetivo. Sí, fracasamos, durante la charla me convertí en parte del equipo.

Me quedo con algunas frases de las que utilizo a menudo y que hoy me aplico a mí mismo:

  • He aprendido mucho más de los fracasos que de los éxitos.
  • Sólo se fracasa cuando dejas de intentarlo. Con lo aprendido hay que recuperarse y ponerse a trabajar.
  • La diferencia entre los buenos y los brillantes radica en su manera de afrontar los fracasos.
  • El esfuerzo y la motivación son necesarias para alcanzar metas pero no suficientes.
  • Entregar tu máximo esfuerzo, hacer las cosas lo mejor posible, es lo que permite vivir el fracaso con la cabeza bien alta.
  • Más importante que lo que te sucede es cómo afrontas lo que te pasa. Tu actitud lo cambia todo.

Todo esto no elimina la tristeza, sólo ayuda a sobreponerte. No conozco a nadie que le guste fracasar, es innato; desde bien niños queremos ganar. Prueba a jugar con un niño pequeño: si no gana perderá su interés y cambiará de juego (¡eso si no se enfada antes!). No soy una excepción. Cuanto más fracaso más aprendo, más avanzo, más me desarrollo. A veces desearía aprender un poco menos.