Los gurús están de acuerdo en una cosa: equipos apasionados en el trabajo generan gente más satisfecha y mejores resultados. Lo difícil es encender esa chispa.
Aquí va un ejemplo para conseguir equipos cohesionados, ilusionados por lo que hacen, positivos, ambiciosos, optimistas y apasionados por alcanzar los objetivos; se llama YOUNG BUSINESS TALENTS. Una iniciativa en la que participan Praxis, Nivea y Esic.
Un concurso para Institutos en los que un equipo de 3-4 alumnos junto con un profesor compiten en una empresa virtual para conseguir beneficios. Desde hace varios meses han estado tomando decisiones y este pasado fin de semana se disputaba en Madrid la gran final: 100 equipos (unos 400 estudiantes) organizados en 20 grupos optaban a ser el mejor de su grupo, y el mejor de todos se llevaría el gran premio: representar a España en una final europea con equipos de Portugal, Grecia e Italia.
El sábado fue uno de los días más especiales de mi vida. Lo que pude vivir allí es difícil de poner en palabras:
- Alumnos haciendo «olé» a sus profesores. Eso a pesar de los nervios y la emoción por ver si el esfuerzo generaba el resultado esperado.
- Profesores entusiasmados con sus chicos, en verdadera unión con ellos.
- Un equipo humano maravilloso organizando todo al detalle.
La palabra que mejor lo definiría sería ILUSIÓN: La de los estudiantes, la de sus familias, las de los profesores. La de toda la organización.
Yo tuve la increíble oportunidad de compartir todo el evento con el equipo de Nivea. Y la experiencia me ha marcado. Un proyecto que no corresponde a la actividad habitual de Nivea y en el que se han involucrado como voluntarios gran parte de la compañía. El viernes hicieron una cadena de montaje hasta bien tarde para asegurar que los regalos estuvieran a punto. Madrugaron el sábado para preparar la recepción a todos los participantes. Estuvieron haciendo las veces de asistentes, hincharon y lanzaron los típicos balones de playa de la marca, entregaron diplomas y premios, sacaron fotos, repartieron agua y avituallamiento. Se entregaron al máximo para conseguir que fuera todo perfecto.
Y en la decisión final, cuando se desvelaban los ganadores, disfrutaron con una tremenda sonrisa de la ilusión, felicidad, alegría, rabia contenida de quienes resultaron vencedores. Algunos se emocionaron hasta el punto de soltar alguna lágrima. Y todo esto porque creen en el proyecto. Eso es crear cultura de empresa, eso es liderazgo, eso es un equipo de alto rendimiento: personas apasionadas con un objetivo común. ¿Quién no querría pertenecer a este equipo?
En un fin de semana he compartido momentos inolvidables. Quiero agradecer especialmente a quienes lo han hecho posible, a gente que altruistamente apoya un proyecto porque piensan que realmente merece la pena, sin esperar nada a cambio. Un placer disfrutar de Olga, Mari Carmen, Gisela, Arantxa, Pilar, Ofelia, Lucia, Abel, Alvaro, Richard, Mario, Fabian, Javier y, por supuesto, Jaime con Carlos y Andrea a su vera.
GRACIAS por mantener viva la ilusión de hacer que este mundo sea un lugar mejor.