Estaba con un amigo en la cima de una montaña (Ganekogorta) y me maravilló esta imagen; me llevó cerca de la felicidad y la comparto:Gaizka héroe anónimo en el Ganekogorta

 

Una persona con su mundo en una pequeña mochila; quizás pensaba que había conquistado la naturaleza con su bandera y contempla maravillado la grandeza de lo que nos rodea.

Le hicimos la foto y al vernos se movió, pensó que nos estropeaba la instantánea. Justo al contrario. Intercambiamos unas palabras y nos pidió que le enviáramos la foto, de hecho le hicimos alguna más. Se llama Gaizka, no le conozco, no se cómo es. No tengo prejuicios con él, ni él los tenía conmigo; parecía un tipo majo, agradable, sonriente. Un héroe anónimo que me trajo esta estampa y que me regaló su mejor sonrisa.

Lo curioso del caso es que me hizo pensar en lo fácil que es entablar una conversación con un desconocido, saludar a quien te encuentras en tu camino a la cima e incluso ofrecer un trago de agua a quien acaba de llegar al pico exhausto y sin más equipaje que su ropa. Ayudar y ser generoso puede costar muy poco. Y, sin embargo, en el día a día parece tan difícil…

  • ¿Cuántas personas te cruzas con las que no intercambias ni los buenos días? En el metro, en el ascensor de unas oficinas, en la cafetería.
  • ¿Cuánta gente ves que en plena plaza abarrotada se están haciendo un “selfie” en vez pedir a alguien que les retrate?
  • ¿Por cuántos lugares maravillosos pasas a diario sin pararte un segundo a disfrutar de lo bonitos que son?

Somos las mismas personas, que nos comportamos de forma diferente según el día o el lugar; simplemente cuestión de actitud. Por eso me encanta el monte, porque me ayuda a recordar que la mejor versión de mí mismo. A ver si la consigo llevarla puesta toda la semana.