Descansar. Es la palabra de moda de estas semanas. Con los clientes y compañeros que me encuentro la frase se repite una y otra vez.

Se juntan muchas cosas: el cambio horario, el cambio de estación a la primavera, meses desde navidad con pocos festivos en el medio y la proximidad de la Semana Santa. Es un tema del que ya he hablado en otros artículos.

Es momento de parar y recuperar fuerzas. De cuidarse, de mimarse y cambiar de actividad. Para descansar y recuperar energía basta con dedicarnos a otra actividad, eso nos relaja y permite que afloren las ideas que tenemos ocultas, cubiertas por la frenética actividad diaria. Vamos a tal velocidad que no paramos para reflexionar sobre el camino que seguimos o para tener las conversaciones necesarias. En las sesiones de coaching de equipo uno de los puntos más reveladores es darnos cuenta de que pasamos la mayor parte del día hablando de detalles para despistarnos de los temas que realmente son importantes.

Es necesario parar y tomar oxígeno. En mi caso dedicarme un tiempo diariamente para meditar y hacer deporte son las actividades que retomo para recuperar. Ayer domingo me dí un respiro en el monte Arburu.

Reflexionar

Cuando paras empiezan a emerjer proyectos olvidados, ideas enterradas, nuevas perspectivas. Es curioso como aparecen distintas visiones en un momento mientras en el día a día avanzamos con una visión única, como si no hubiera más opciones.

Es importante escuchar al cuerpo que nos pide parar. Igualmente importante escuchar qué es eso que quiere emerjer y darle espacio. En mi caso es la continuación de El Equilibrista. Sí, ya ha comenzado el proceso….

¿Tú cómo reparas? Cuídate y atento a lo que surja