Semana muy interesante, trabajando en la resolución de conflictos, apoyando en transformaciones culturales, con intensas sesiones de coaching ejecutivo y leyendo mucho. Ha sido fácil elegir el tema, ya que ha sido común en todas las actividades que he realizado.

Mi trabajo como coach es ayudar a mis clientes para que ellos consigan sus objetivos. Cuando estas metas son razonables (quiero estar feliz en mi trabajo, una relación de pareja más satisfactoria,  hacer deporte de forma regular, etc.) surgen las dificultades más importantes, que las agrupo en QUERER, PODER y SABER, en ese orden. He escrito un breve cuento para ilustrarlo, producción propia así que es primicia y exclusiva para vosotros:

Fue apresado por fín un delincuente muy malo y muy conocido que prácticamente había robado y atemorizado a todos los habitantes del pueblo. Decidieron pasearlo por los caminos atado y malherido para que sirviera de ejemplo a otras personas de similar calaña. A su paso los vecinos le abucheaban, uno destacaba entre todos ellos. Se trataba del campesino más humilde de todos; había sufrido sus robos y quedado sin comer muchas veces. Al pasar cerca de él le arrojó tomates, lechugas, medio calabacín, restos de zanahorias, alguna manzana y otras frutas y verduras. Todo acompañado de insultos y provocaciones entre gritos y chillidos. Al pasar de largo y alejarse el malhechor el campesino, todavía enfurecido y enrabietado, miró su canasta de mimbre: vacía del todo, apenas quedaban restos de lo que había sido una comida exuberante para alguien tan pobre. Miró al cielo clamando: «Incluso encadenado el muy villano me ha vuelto a dejar sin comer.»

Un viejo maestro había visto lo sucedido y le dijo «Fíjate que los villanos dejan sin comer al pobre. ¿Quién te dejó sin comer realmente hoy?»

Querer: Parece increíble ¿verdad? Aún dedicamos mucho tiempo mirando a los demás más que a nosotros mismos. A veces pensamos cosas como «si ese no trabaja no pensará que lo voy a hacer yo», «mi jefe no tiene ni idea y se apunta todas las medallas», «me piden algo que los jefes no hacen», «me caen a mí todos los marrones», etc. Puede que sean verdades, lo cierto es que nos despistan de lo que realmente podemos conseguir si nos centramos en nuestras posibilidades. Cuando pensamos en lo que hacen (o no hacen) los demás no tenemos espacio para actuar, no podemos hacer nada porque no depende de nosotros. Eso resta mucha energía, y la necesitamos para mejorar. De hecho suele pasar que acabamos tan cansados que nos desmotivamos y llegamos a no mejorar nada. El primer paso es decidir cambiar a pesar de lo que hagan los demás. ¿Por qué hacerlo? Porque es bueno para nosotros; si pensamos en los demás podemos acabar como el campesino del cuento. Querer es una cuestión de actitud y es donde más tiempo invierto en mis sesiones.

Poder: Esto depende de las capacidades que tiene cada uno. Lo impresionante del asunto es que cuando uno quiere, cuando la actitud positiva entra en acción, aparecen fortalezas y aptitudes que no conocíamos. Al focalizar en lo que uno puede conseguir somos capaces de ver destrezas que antes permanecían ocultas. Esta parte es la más gratificante ya que nos damos cuenta de lo que podemos conseguir y la autoestima se pone en su sitio. Es una gozada ver el brillo de la gente en este momento.

Saber: En algunas ocasiones no sabemos cómo utilizar nuestras capacidades para conseguir el resultado esperado. A veces necesitamos de algunas habilidades que tendremos que desarrollar. Liderazgo, escucha activa, empatía, asertividad, inteligencia emocional, etc. Son competencias que se pueden aprender y entrenar con un buen coach (o como he comentado otras veces con algún amigo experto en ellas). Teniendo la actitud y las capacidades ¿Cuánto crees que tardarás en aprenderlas? ¡Exacto!

 

Si alguna de las tres falla el cambio no sucederá, aunque ya ves que la clave de todas es la primera, es querer. Como en esas figuras de dominó cuando activas el «querer» el resto casi cae por sí solo.

¿Y si no quiero? Sólo piensa en la pregunta del millón ¿Quién sufrirá las consecuencias? Seguramente todos; ahora piensa en ese cambio que no quieres hacer y averigua la clave ¿Quién será el mayor beneficiado?

¡Suerte!