Como consumidor seguro que más de una vez te has encontrado indeciso a la hora de elegir qué comprar. Es tal ya la variedad de la oferta que saber qué producto es mejor es realmente en algunos casos: hay suavizantes con olor a mar y a monte, para planchado fácil, concentrados, para lavar a mano o a máquina, etc. Sucede igual con los limpiadores, los tienes para parquet, para terrazo, para baldosa, para baños y cocinas, con distintos olores. Cuánto más fácil lo tenían generaciones pasadas cuando había una única opción.

Como en todo se trata de encontrar el equilibrio, el punto intermedio. Algunos expertos en neuromarketing hablan de tener un máximo de 2 o 3 opciones para elegir, más allá empieza a complicarnos la vida.

Es un concepto que se puede aplicar a la educación de los hijos. Ayúdales a tomar decisiones por sí mismos, para ello dale sólo un par de opciones y que se concentre en ellas. A menudo, con el afán de complacerles, se les da más opciones y suele ser contraproducente. Con dos opciones se les facilita aprender a decidir qué les gusta más y a renunciar a una opción para conseguir algo mejor.