Honrar la historia es uno de los principios sistémicos fundamentales que trabajamos con los equipos. Estas semanas lo he vivido en primera persona en una experiencia que recomiendo. Un sitio de lujo, el caserío Antzasti. 

Estas semanas he trabajado con varios equipos recordando la historia, de dónde venimos, cuál era el propósito inicial y la razón de ser del equipo/empresa. En estas situaciones aparecen emociones muy fuertes: reconocimiento y agradecimiento para los que iniciaron todo y los que llevan más tiempo, que ya suelen estar cansados y aportan la experiencia; reconocimiento a la juventud, a lo nuevo, con más energía y ganas de cambio. Es un trabajo precioso que aumenta la confianza del equipo y genera alineamiento.

Curiosamente, el sábado fuimos al caserío Antzasti.  Este caserío, en el municipio de Dima, ofrece una experiencia única en la que ver caseríos de finales del siglo XIX principios del XX. Te llevan en un viaje en el tiempo para conocer un momento importante de cambio en la historia reciente, la llegada de la modernidad. Empiezas con un pequeño hamaiketako (opcional y recomendable) y después una visita a una tienda de productos locales con mucho gusto. Una vez con fuerzas visitas un caserío tradicional, de Dima en el valle de Arratia, y a la vez cómo era un piso en Bilbao donde se empezaba a recibir la modernidad. Momentos difíciles en los que ambos mundos convivían y coexistían. Es una metáfora preciosa de la realidad actual, la moderna y la ultramoderna y tecnológica. Ambas realidades van conviviendo y vamos en  transición de un lado a otro.

Escuchando las explicaciones viví lo que suele pasar en los coaching de equipos. Me emocioné escuchando lo que han vivido nuestros mayores para hacer posible la realidad que vivimos. Cuando ves en vivo la austeridad que se vivía entonces entiendes lo que generación tras generación nos han ido transmitiendo “cuida las cosas”

Si quieres revivir una bonita parte de la historia vasca te recomiendo la visita a este caserío

Y para finalizar, inicio la semana reconociendo y agradeciendo a los mayores todo su sacrificio. En concreto, yo pude estudiar en la universidad, tuve vacaciones casi siempre y no recuerdo que me faltara ninguna de mis necesidades básicas.

Gracias!