El prólogo de El Equilibrista está realizado por Constan Dacosta, un auténtico ejemplo tanto en lo profesional como en lo personal.

Me parece tan bueno que he decidido hacerlo público. Trata los temas de la conciliación y el equilibrio personal con mucha claridad y su estilo es impecable. Que lo disfruteis:

«Siempre he encontrado envidiables, y hasta admirables, esas personas capaces de una gran producción en su ocupación; alto rendimiento intelectual y material que, además, hacen soberbiamente compatible con otras actividades diversas, alejadas de su quehacer principal. Y todo ello ejercido sin una agitación impuesta, incluso con sereno estado de ánimo permanente. Llegan lejos, tienen tiempo para todo y siempre parecen disponibles. ¿Son sólo excepcionales y brillantes, o aplican alguna habilidad específica? Me inclino por considerarlos habilitados de un arte propio, aunque no exclusivo; creo que se trata de una maestría de alcance común que bastantes personas pueden construir con una cabal actitud y una fina disciplina.

Y de eso va este libro. Del uso del tiempo propio con provecho y satisfacción. De aplicar con sabiduría la pasión a los retos personales; de no rebajar la ambición en los propósitos ni sacrificar el disfrute y la satisfacción de los mismos. Estoy persuadido de que una de las decepciones más generalizadas entre los humanos es el (torpe) uso de su tiempo; seguramente porque el tiempo es uno de los bienes más escasos que administramos y la conciencia de su pérdida puede ser más dolorosa. Sin embargo, a pesar de tratarse de un déficit frecuente hay poco programa de mejora en marcha; ni la familia ni las escuelas educan a los individuos para un uso útil y querido de su tiempo. En asunto tan vital, la respuesta es individual y de puro autodidacta. Como si las habilidades necesarias vinieran de serie en el kit del modo de vivir. Las empresas forman algo al respecto, pero con motivaciones funcionales y de corto alcance, y es el individuo que las recibe quien debe inducir de esa formación claves para el resto de su vida.

Para quienes se interesan por optimizar un activo tan valioso como el tiempo y para quienes el tiempo expresa un modo de vivir, tienen en sus manos una reflexión, presentada de modo pedagógico, sobre algunas claves para acertar en la elección del destino de sus tiempos y hacer de los mismos un uso útil y satisfactorio. Se podría decir que este trabajo cubre el vacío de la asignatura que nos debieron impartir en secundaria o en los primeros años de universidad y que no nos entregaron.

Como se expone en estas páginas, tener poderosas ambiciones en la vida –en la profesional como en la personal- es una condición necesaria para lograrlas, pero no suficiente. La condición capital reside en ocuparse de lo que gusta; o conseguir que guste aquello de lo que uno se ocupa. Hay que tener las ambiciones en un buen sitio, en el lugar exacto, para que estas se alcancen. El gusto por lo que uno hace es una fuerza motriz poderosa; la única que sostiene la ilusión y anima el entusiasmo. Se pone entusiasmo verdadero en lo que se ama; los entusiastas no sólo están dotados de una gran energía, también han logrado ubicarse en el espacio y en la ocupación que les entusiasman, que les divierten, que les enseñan.

Asegurados de que hacemos lo que amamos, lo que nos divierte, la siguiente tarea consiste en contar con un orden y organización personales. Algo parecido a una tabla de gimnasia integrada de modo natural en el desempeño personal. Sobre este extremo estas páginas realizan un extenso repaso de los ejercicios que componen la tabla de gimnasia, tan completa que el lector puede terminarlo saliendo con un buen listado de nuevas prácticas, si tiene en el uso del tiempo propio alguna inquietud de mejora.

Este trabajo se presenta en un formato ágil, ligero, fácil de leer; aunque no inocente ni de liquidación rápida si uno lo toma como un móvil para la reflexión personal. El lector encuentra algunas respuestas, pero otras tantas interrogaciones que le facilitan una verdadera autoevaluación personal, de la que puede extraer su particular tabla de ejercicios.

Felicito a Sergio de Miguel por proporcionarnos esta fértil reflexión. Y a la vista de su juventud y conociendo su gran iniciativa e inquietudes, puede no ser la última entrega que veamos en este formato. Y, por supuesto, le agradezco que me haya ofrecido la oportunidad de escribir estas líneas para acompañar a su primer libro, pero, como digo, seguramente no el último.

Constan Dacosta.

Amigo y expresidente del Grupo Eroski.»

El Equilibrista está disponible en venta directa a través del autor, lo puedes adquirir aquí.