Nos pasamos la vida buscando, a veces no sabemos ni siquiera qué buscamos. En el estilo de vida actual parece que hay que estar siempre activo, moviéndose, buscando algo.
Esta semana he parado un poco. Ha sido muy tranquila, con una fiesta de por medio, comidas y cafés con amigos varios, deporte y encuentro inesperado con un gran amigo que vive lejos (David Calvo, un crack que cambiará el mundo. Me emociona tener amigos en posiciones directivas tan importantes y con esa proyección). He tenido tiempo de incluso aburrirme un poco, holgazanear. A momentos me he descubierto sintiéndome mal por ello; después he recordado que el aburrimiento es una de las fases que lleva a la innovación; y sí, ha sido una semana con algo de innovación también. Me he dado cuenta de que llevaba mucho tiempo buscando sin descanso como en este cuento.
Un joven fue a buscar un sabio para pedirle ayuda
- Sabio, estoy buscando algo. Llevo años buscándolo y no lo encuentro. Me han dicho que tú me ayudarías
- ¿Qué es eso que buscas tan intensamente?
- No lo se, me siento incompleto. Se que me falta algo aunque no se exactamente lo que es
- ¿Cómo lo estás buscando?
- Estoy yendo por todos los sitios, camino día y noche. Apenas descanso o duermo, ocupa todo mi tiempo porque se que es muy importante para mí
- Buscaremos en la plaza del pueblo
- También busqué ahí maestro, no hay nada – Al sabio no pareció importarle y se dirigió hacia la plaza. El joven extrañado y desanimado le siguió, tampoco tenía más alternativas. Al llegar a la plaza el sabio se sentó en un banco en el centro e invitó a su acompañante a hacer lo mismo
- Sentémonos
- Maestro ¿por dónde buscamos? – el joven empezaba a impacientarse
- Simplemente siéntate, relájate y disfruta de este maravilloso día.
- Al poco aparecieron unos ancianos que necesitaban ayuda para mover muebles. El joven era fuerte y les ayudó. Después vinieron unos nuevos estudiantes con dudas que pudo resolver. Más tarde llegó un grupo de teatro que necesitaba un público crítico que viera su ensayo. Por último, unos peregrinos le pidieron ayuda para orientarse en el camino; el jóven había buscado tanto que conocía casi todos los lugares y mejores atajos. Al finalizar el día el sabió le preguntó
- Y bien ¿Cómo te sientes?
- La verdad es que muy bien. He ayudado a mucha gente y me he dado cuenta de todo lo que puedo aportar. Resulta que mientras buscaba no dejaba que me encontraran todas estas personas a las que puedo echar una mano. Ya no me falta nada, ya me ha encontrado. Gracias!
Como en el cuento, vamos por la vida tan rápido que no dejamos que nada nos encuentre. Como siempre la solución la tienen los niños. ¿Qué le decimos a un niño que haga si algún día se pierde? Que se quede quieto, que le estaremos buscando. ¿Y qué hacemos nosotros? Venga a movernos y a buscar mientras hay algo que nos está buscando y no puede encontrarnos. Parar de vez en cuando nos lleva a lugares diferentes, pruébalo.
Y tú ¿Cuándo te detienes para que te puedan encontrar?
Esta semana como bonus…..
- Una película que ilustra cómo podemos dejarnos llevar por la vorágine. El becario (The Intern en inglés). Una historia de un becario senior (65 años jubilado) que asiste a una emprendedora de éxito y le aporta un punto de sensatez a la locura de vida que lleva ¿Qué hace él? Lo que hacen los niños y los sabios: sonreir y escuchar. Dos claves del liderazgo que fíjate que son fáciles y lo que cuesta que las adoptemos.
- Ya está publicado el evento de Grafitti en Fair Saturday, lo pasaremos genial!