Eso es lo que siempre queremos saber, quién va a ganar. A veces pensamos que el resultado depende más de otros que de nosotros mismos y que poco o nada podemos cambiar.
Estos últimos días han venido marcados por los atentados de París. A la vez me encontraba experimentando una formación excelente en coaching (Coaching Coactivo). Beatriz comentaba el primer día, en las presentaciones, que tiene algún amigo que piensa «esta vida es una mierda y lo de París lo confirma ¿Cuándo me harás caso?»; ella estaba convencida de que hay gente que merece la pena.
Siempre tendremos en nuestras vidas el amor y la ira, el valor y el miedo. Como el yin y el yan forman parte de nosotros, y del mundo. Y para saber quién ganará recordé este cuento (adaptado de «el viajero interior«:
Un joven indio Cherokee le preguntó a su abuelo si de mayor podría llegar a ser tan valiente y tan compasivo como él. Idolatraba a su abuelo, toda una institución como jefe del campamento indio.
Tanto la ira como el amor, la cobardía y el valor cuando nacemos están dentro de nosotros, estaban dentro de mí y también lo están en tí. Escucha, dentro de cada uno de nosotros hay una dura batalla entre dos lobos. Uno de ellos es un lobo malvado, violento, lleno de ira y agresividad. El otro es todo bondad, amor, alegría y compasión”.
El nieto se quedó unos minutos pensando sobre lo que le había contado su abuelo y finalmente le preguntó:
“Dime abuelo, ¿Cúal de los dos lobos ganará?”
“Aquél al que tu alimentes”
Durante este fin de semana he alimentado mi amor por mí y por los demás, mi alegría, mi bondad, mi generosidad. Ha sido más fácil porque lo he hecho junto a otras 18 personas que tenían el mismo propósito y juntos hemos llegado al domingo con un lobo gigante y otro pequeño.
La frase de Beatriz al acabar ha sido algo así como: “Esta experiencia me confirma que queda en el mundo muchísima gente que merece la pena, que hay más cosas buenas que malas por mucho que las malas hagan más ruido.
Piensa a quien alimentas cada día. En tu caso, el ganador es…
