El coaching se basa fundamentalmente en hacer preguntas que ayuden al cliente a reflexionar. La que más me gusta, la que más me ha transformado es ¿Para qué? A menudo corremos sin saber a dónde, y cuando decidimos el sitio al que deseamos ir no sabemos para qué queremos llegar allí. En ese punto da igual llegar o no puesto que cuando cruzas la meta no sabes qué hacer y aparecen el desconcierto y la frustración.
Había una vez una rana que quería ser un conejo. Preguntó a sus amigos qué tenía que hacer para ello. Se puso cola, se alargó las orejas, se puso dientes adicionales; incluso comió todas las zanahorias que pudo. No consiguió ser conejo, se sentía triste y melancólico. Decidió ir a ver al buho, era el más sabio de todos los animales:
- Buho ¿Qué tengo que hacer para ser conejo?
- ¿Para qué quieres ser conejo?
- La rana se quedó pensativa unos minutos. No lo tenía del todo claro y tardó en darse cuenta de lo que quería – Es que el conejo tiene muchos amigos y yo siempre estoy sola en mi charca
- ¡Ah! Entonces tú no quieres ser conejo, quieres tener tantos amigos como tiene el conejo. Es algo distinto, y tú lo podrás conseguir, yo te ayudaré ¿Qué hace el conejo para tener tantos amigos?
- Eso sí que la rana lo tenía claro – Siempre está sonriendo, organiza fiestas, saluda a todos, ayuda a todo el mundo con sus tareas y conoce unos juegos muy divertidos
- Perfecto ¿Tú crees que podrás hacer eso que hace el conejo?
- ¡Claro! Empezaré hoy mismo
Si indagas en tí mismo y descubres para qué persigues tus objetivos te será más fácil descubrir cómo conseguirlas y entonces estarán al alcance de tu mano. ¡Suerte en tu búsqueda!